El Málaga de la primera parte jugó como un equipo de descenso. En el
descanso se tridimensionó y decidió entrar en plaza Champions sí o sí y
lo hizo a cañonazos, con tres goles desde fuera del área compitiendo uno
con otro en belleza.
Ninguno de los goles fue en combinación, de jugada, porque el Málaga
jugar juega poco. En ese sentido le superó el Getafe, que basculaba el
balón y que encontró en la banda derecha una vía por donde Valera se
saltaba los radares. Le sacó los colores a Monreal y a Isco, un virtuoso
que ayer se dejó el talento en la nevera.
La primera parte acabó con un 1-0 corto para el Getafe, que además
acumuló ocasiones de Miku, Juan Rodríguez, Güiza y dos de Diego Castro.
En el Málaga sólo inquietó Rondón, lo que le dejó un Cata Díaz que se
pegó a él como un desodorante.
Como quien tira dados o pide naipe, Pelegrini se la jugó y en la
reanudación sacó a Joaquín y Eliseu, desborde y velocidad. Tanto se echó
adelante el Málaga como para atrás el Getafe, y llegó el momento del
Málaga. La primera la falló Seba, clarísima. Un minuto después, Eliseu
se sacó un trallazo desde el vértice del área que entró por la escuadra.
El gol rompió al Getafe y giró el partido por completo a favor del
Málaga. Al concurso de cañonazos se apuntó después Toulalan (gran
jugador) y por último Cazorla. Tres golazos, tres puntos y el Málaga en
Champions.
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